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LA EMBOSCADA

La sombra del cardenal Richelieu se proyectaba sobre La Rochelle, el último baluarte calvinista en Francia. D´Artagnan,

separado por el momento de sus amigos Athos, Porthos y Aramis, formaba parte de la vanguardia del ejército francés enviado

para eliminar la resistencia de los hugonotes, en ese momento histórico, apoyada por Inglaterra. El espadachín se paseaba

preocupado; enemigos poderosos lo acechaban y la protección de la reina no le serviría de mucho.

Sumido en sus reflexiones, con la luz del crepúsculo le pareció ver brillar detrás de un seto el cañón de un mosquete. D´Artagnan decidió alejarse y descubrió, tras una roca, el cañón de un segundo mosquete.

Era una emboscada. Se tiró al suelo y una bala pasó encima de su cabeza; se levantó de un salto en el mismo momento que la bala del otro mosquete hizo volar los guijarros en el lugar donde se encontraba. No esperó más y corrió velozmente en dirección al campamento.

Al día siguiente, el duque de Orleáns, que visitaba los puestos avanzados, solicitó voluntarios para hace un reconocimiento y saber cuántos enemigos protegían un bastión que había sido recuperado por el enemigo. D´Artagnan y otros cuatro soldados se encargaron de la misión.

Protegiéndose en las trincheras, llegaron a unos cien pasos de su objetivo y fue  entonces  cuando D'Artagnan se dio cuenta que faltaban dos de sus  soldados. No se veía a nadie, y el bastión parecía abandonado. Se acercaron más, y de pronto, una docena de balas silbaron en torno a ellos. ¡Otra emboscada! Uno de sus compañeros cayó con el pecho atravesado. El otro huyó al campamento.

D'Artagnan no quiso abandonar al herido y se inclinó para levantarlo y ayudarlo, pero en aquel momento se escucharon dos disparos y una de las balas, que no venían del bastión, se estrelló sobre una roca.  El joven, sospechando que los soldados desaparecidos eran los mismos que habían sido enviados para matarlo, se dejó caer sobre el cuerpo del herido como si estuviera muerto.

Dos cabezas asomaron tras las rocas y D´Artagnan supo que no se había equivocado; pero olvidaron volver a cargar sus armas y cuando

estuvieron a sólo diez pasos, éste se levantó y de un salto les cortó el camino al campamento. Uno de ellos corrió hacia el bastión, siendo

alcanzado por los disparos de los defensores; D'Artagnan atacó al segundo soldado con su espada, le atravesó el muslo y le puso la punta

en el pecho.

-Oh, no me matéis! -exclamó el bandido-. ¡Lo diré todol

-¡Miserable! -dijo D'Artagnan-. Vamos, habla pronto, ¿quién te encargó

asesinarme?

-Una enviada del cardenal nos entregó cien luises darte muerte.

Los tres mosqueteros

Alejandro Dumas  (Fragmento y adaptación)

Vocabulario

calvinista: Seguidor de Calvino, teólogo y reformador francés del siglo XVI.

hugonotes: Seguidores franceses de la doctrina de Calvino.

crepúsculo: Claridad que hay desde que el Sol se pone hasta que es de noche.

mosquete: Arma de fuego antigua, más larga y de mayor calibre que el fusil.

bastión: Obra de fortificación  pentagonal.

luises: Monedas de oro francesas.

Ahora contesta:

1.- ¿Quién es el personaje principal de esta lectura?

a)Athos.           b) D'Artagnan.            c) El cardenal Richelieu.   d) El duque de Orleáns.

2.- ¿Cuál era el último baluarte calvinista francés ese entonces?

 a) París      b) Inglaterra    c) El bastión    d) La Rochelle

3.- ¿Cuántas veces escapó D'Artagnan de morir a manos de los 2 asesinos?

a) 2 veces    b) 1 vez     c) 3 veces        d) NO escapó

Enseguida verás tres refranes que pueden ser aplicados en ciertas partes de la lectura. Escribe sobre las líneas el significado de cada refrán y luego únelo con el texto que le corresponde:

Aquí hay gato encerrado 

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Hombre prevenido vale por dos

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​​

Donde menos se piensa, salta la liebre

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...fue entonces cuando D'Artagnan se dio cuenta que faltaban dos de sus soldados.

Se acercaron más, y de pronto, una docena de balas silbaron en torno a ellos.

El joven, sospechando que los soldados desaparecidos eran los mismos que habían sido enviados para matarlo, se dejó caer sobre el cuerpo del herido como si estuviera muerto.

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