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LA CIUDAD DE BRONCE

Los exploradores cruzaron el desierto y después de varios días de penoso avance, por fin vieron destacarse a los rayos del rojo sol poniente, erguida sobre un alto pedestal, la silueta de un jinete  inmóvil que blandía una lanza de larga punta. El jinete, su caballo y el   pedestal eran de bronce.

Acamparon, y al otro día tomaron el rumbo que señalaba la punta de la lanza. Llegaron ante una columna de piedra negra, en la que estaba encadenado un ser que sólo mostraba medio cuerpo, pues estaba enterrado en la arena hasta la cintura. Aquel busto corpulento tenía dos alas negras y cuatro brazos, con manos cuyos dedos terminaban en afiladas uñas. En su cráneo se agitaba una cabellera erizada de crines ásperas; poseía un solo ojo y a los lados de la cabeza aparecían dos retorcidos y enormes cuernos. De pronto, tratando de romper las cadenas que le sujetaban, dijo: "Soy un  efrit, el guardián de la ciudad."

Temerosos, los aventureros se alejaron rápidamente y en un momento se encontraron ante la fabulosa Ciudad de Bronce, misteriosamente abandonada hacía siglos, pero que se conservaba como si estuviera habitada. Traspusieron una  enorme puerta y bajaron por una escalinata que los condujo a un patio con una fuente central, alimentada por el

 agua que corría por cuatro canalillos que tenían el fondo recubierto que tenían el fondo recubierto, el primero, con pórfido rosa; el segundo, con topacios; el tercero, con esmeraldas, y el cuarto, con turquesas; de tal modo que el agua de cada uno se teñía del color de su fondo, y herida por la luz atenuada de un pabellón colocado sobre la fuente y cubierto de seda y oro, proyectaba sobre los objetos de su alrededor un ambiente de bellas tonalidades.

Luego entraron en un salón lleno de monedas antiguas de oro y plata, alhajas, perlas, rubíes y toda clase de pedrerías. De ahí pasaron a otro salón colmado de armaduras de metales preciosos, escudos de oro y pedrerías, cascos antiguos, sables de la India, lanzas, venablos y corazas. Una puerta abierta les facilitó el acceso al siguiente salón, donde encontraron...

 

Las mil y una noches

Anónimo

(Fragmento y adaptación)

Vocabulario

busto : Parte superior del cuerpo.

crines : Cerdas que tienen algunos animales en la parte superior del cuello.

pórfido : Roca compacta y dura, formada por una sustancia amorfa, rara vez en color rosa y con cristales de feldespato y cuarzo.

pedrerías : Conjunto de piedras preciosas.

venablos : Dardos o lanzas cortas y arrojadizas.

        

 Lee nuevamente el fragmento anterior y ordena los acontecimientosseñalados de acuerdo al momento en el que se presentan. Escribe dentro de los círculos, 1 para el narrado en primer lugar; 2, para el segundo; y así, sucesivamente, hasta llegar al quinto acontecimiento.

Se encontraron ante la Ciudad de Bronce, abandonada hacía siglos, pero que se conservaba como si estuviera habitada.

Llegaron ante una columna de piedra negra, en la que estaba encadenado  un  ser que  sólo mostraba medio cuerpo.

Bajaron por una escalinata que los condujo a un patio con una fuente central, alimentada por el agua que corría por cuatro canalillos.

Pasaron a otro salón colmado de armaduras de metales preciosos, escudos de oro y pedrerías, cascos antiguos,   sables, lanzas, venablos y corazas

Vieron, erguida  sobre un alto pedestal, la silueta de un jinete inmóvil que blandía una lanza de larga punta.

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